Vino Tinto Bodega La Ermita Rioja

El Vino Tinto Bodega La Ermita Rioja es una auténtica joya que proviene de un viñedo propio de la variedad de uva Tempranillo, situado en la pintoresca Sierra Toloño o Sierra Cantabria en la región de Rioja Alavesa, específicamente en el Paraje El Peringuillo.

Este viñedo está ubicado a una impresionante altura de 700 metros sobre el nivel del mar, y justo a través de él fluye el arroyo Villacardiel, que nutre con sus aguas el famoso río Ebro, aportando una calidad de suelo y clima excepcional para el cultivo de las vides.

La elección de este lugar privilegiado y único es clave para la singularidad y carácter distintivo de este vino tinto. El viñedo se cultiva en terrazas expuestas hacia el sur, lo que permite aprovechar al máximo la luz del sol y garantizar una maduración óptima de las uvas. Además, la protección que brindan los flancos de la sierra contribuye a mitigar los efectos de los vientos y asegura un microclima propicio para la viticultura.

Los suelos franco-arcillosos de la zona tienen un alto contenido en cálices, lo que proporciona una excelente retención de agua y nutrientes para las vides. Aunque son profundos, estos suelos son pobres en materia orgánica, lo que obliga a las raíces de las vides a profundizar en busca de los recursos necesarios para su desarrollo, añadiendo complejidad y carácter al vino resultante.

La vendimia de las uvas de Tempranillo se realiza a finales de septiembre, cuando han alcanzado su punto óptimo de madurez. En este proceso, las uvas se despalillan sin romperlas, conservando así la integridad de los granos y evitando la astringencia que podría surgir de las pepitas.

En cuanto a la elaboración del vino, se lleva a cabo en modernos depósitos troncocónicos de acero inoxidable con control de temperatura. Este enfoque permite una fermentación más controlada y precisa, utilizando los propios gases que se generan durante el proceso para mantener una masa en movimiento periódico, lo que optimiza la extracción de aromas y sabores de las pieles de las uvas.

Posteriormente, el vino pasa por la fermentación maloláctica en depósitos de hormigón, lo que contribuye a suavizar los sabores y añadir una textura más agradable y redonda. Luego, se inicia la crianza en barricas de roble americano y francés, lo que añade elegantes notas de vainilla y especias al carácter frutal del Tempranillo.

Antes de su envasado final, el vino es sometido a un ligero trasiego y una leve filtración, respetando en gran medida su integridad y carácter natural. Es importante destacar que no se realiza clarificación, lo que preserva todas las complejidades y matices del vino, lo que hace que cada botella sea verdaderamente única.

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